Mis sesiones de CBT (1)

Había conocido a Miss Lilith a través de una red social para gente del mundillo BDSM. Sólo conocía de ella su autodescripción fisica e intuía su sadismo refinado por lo que habíamos chateado.Había pactado someterme a sus caprichos con pocos límites. Llevaba días muy nervioso ante las expectativas creadas pues había decidido salir de mi zona de seguridad.Cuando llamé a la puerta de su lujoso chalet el corazón se me salía por la boca y mis piernas temblaban.Cuando la puerta se abrió me encontré con una mujer de elevada estatura, con un cuerpo fibroso que se adivinaba bajo un mono de cuero negro ajustadísimo. Llevaba su cabello negro como el azabache recogido en un moño y ocultaba su rostro tras una máscara de época similar a las usadas en el carnaval veneciano. Su voz grave y seca acentuó mi nerviosismo que entonces se acercaba al terror. Me condujo a una habitación en el entresuelo mientras apreciaba su formidable retaguardia y escuchaba el ruido fascinante de sus stilettos sobre la tarima.
Sin más preámbulos me ordenó que me quitara toda la ropa y la dejara ordenada sobre una silla. La luz de las velas iluminaba la estancia con calidez y pude comprobar que era una mazmorra que disponía de todo lo que un ama puede necesitar. La inspección visual que hizo de mi cuerpo desnudo me intimidó aún más y me hizo sentirme inerme ante ella. Tienes un cuerpo bonito y cuidado para tratarse de un hombre maduro, ideal para ser castigado... me dijo. A continuación me amarró por las manos y pies , dejándome con las piernas abiertas y los brazos colgando del techo.
Palpó mis testículos mientras decía : son grandes,pero en breve doblarán su volumen....Esa idea me provocó una brutal erección, circunstancia que le desagradó. Yo gobierno tu polla, y su estado en función de mis caprichos... me dijo a la vez que me soltó un salvaje fustazo en el glande que provocó un hematoma inmediato.
Mientra lloraba de dolor, se descalzó y me dijo que contara. Como si de un metrónomo se tratara comenzó a patear mis pelotas con intensidad media que se convertía en máxima al completar las decenas. No paró hasta cien, mis huevos y abdomen bajo me dolían hasta un límite nunca alcanzado, me sentía nauseoso pero mi polla estaba dura como un pedernal. Observó complacida, los efectos de su castigo para a continuación colocar pinzas en mis pezones y en el frenillo que se clavaban como aguijones insoportables. Roció con alcohol mis genitales y me ordenó que me corriera mientras con su fusta golpeaba mis pelotas sin piedad. El brutal dolor que sentía me hizo eyacular un reguero de semen que formó un charco en el suelo. En ese momento me soltó las ataduras y caí al suelo retorciéndome de dolor. Comprobé con horror que mis testiculos estaban llenos de hematomas y laceraciones y doblaban su tamaño normal. Mi pene no tenía mejor aspecto.
"Has superado el primer nivel , ahora vete y espera noticias mías. Quiero que me informes de los dolores que te van a acompañar de manera puntual. Visteté y marchaté, no olvides ponerte hielo". Y me llevo a la puerta. A duras penas llegué a casa pues el dolor me hacía difícil caminar. Los días siguientes fueron muy duros, pero deseaba volver....